viernes, 24 de octubre de 2014



El pasado jueves 23 de octubre, El vivero de Abel asistió a la XIX JORNADA FRUTÍCOLA organizada cada año por el IRTA. En ella hablaron grandes expertos del sector, como el Dr. Xavier Auqué. Responsable de Sanidad Vegetal del DAAM.
En su presentación, habló del estado actual del fuego bacteriano y de su distribución a lo largo de la península, centrándose en los focos catalanes.
Para quien aún no lo sepa, la enfermedad del fuego bacteriano está causada por la bacteria Erwinia amylovora (Burril) Winslow et al., considerada como organismo nocivo de cuarentena en la Unión Europea, para la que existe legislación específica sobre medidas preventivas contra la introducción y difusión (RD 58/2005), así como un programa nacional de erradicación del fuego bacteriano de las rosáceas (RD 1201/1999 y RD 1512/2005).

Está considerada como la enfermedad más devastadora de frutales de pepita en algunos países de Europa y Norteamérica y es extremadamente peligrosa para el cultivo de peral y manzano. Si se dan las condiciones climáticas favorables, y las especies son muy sensibles, la producción se reduce considerablemente y en algunos casos puede llegar a ser prácticamente nula. El fuego bacteriano no es sólo destructivo para la cosecha del año en curso sino también para las propias plantas. La muerte de yemas de flor, ramas y árboles enteros de variedades sensibles en pocos meses puede comprometer también la producción en años posteriores [1].
Actualmente, se encuentra en prácticamente toda la península ibérica. Los primeros síntomas suelen aparecer durante la primavera, en la época de floración, ya que las flores son un órgano idóneo para la penetración de la bacteria. Se debe prestar especial atención durante la floración secundaria.
El síntoma inicial puede ser una flor o fruto joven necrosado en su corimbo. Los brotes jóvenes son también órganos muy receptivos y sensibles al fuego bacteriano. Inicialmente, E. amylovora produce en ellos un marchitamiento, curvándose de una forma característica denominada “cayado de pastor” y necrosándose. La coloración es marrón-rojiza en manzano y negra en peral. Las hojas permanecen secas en el brote. Estos síntomas se localizan con frecuencia en la zona media o baja del árbol, tanto en la periferia como en el interior de la copa.
Las lesiones producidas por E. amylovora progresan desde los corimbos o brotes, pudiendo llegar a afectar también a ramas gruesas y al tronco, formando chancros. Estos son un modo de supervi­vencia de la bacteria durante el invierno y pueden originar nuevas infecciones en la primavera siguiente.
Cuando el tiempo es templado y húmedo se producen exudados blanquecinos o amarillentos sobre los órganos afectados. Estos exudados están constituidos por millones de bacterias, por lo que son un importante factor de dispersión de la enfermedad.
La manifestación y velocidad de los síntomas dependen fundamentalmente de tres factores:
Clima favorable: Las zonas de producción de fruta de pepita de Aragón están consideradas zonas de riesgo climático elevado. En ello influyen las lluvias y temperaturas que tienen lugar durante la primavera.
Sensibilidad y receptividad de la planta: Existen diferencias notables de sensibilidad entre varie­dades y en los distintos estados vegetativos de la planta. En general, los perales son mucho más sensibles que los manzanos, y las flores, frutos y brotes en crecimiento activo son los órganos más receptivos. También las plantas más vigorosas son más susceptibles de infectarse. La producción de pera en Aragón puede verse comprometida, dado que la mayoría de las variedades cultivadas son sensibles o muy sensibles al fuego bacteriano.
Cantidad de bacteria presente (inóculo no controlado): A mayor número de síntomas más canti­dad de bacteria disponible para infectar. Si se producen exudados bacterianos, el riesgo de dispersión es máximo.


MEDIDAS PREVENTIVAS [2]
Los objetivos son evitar la introducción de la enfermedad o, en su caso, la eliminación precoz de los primeros focos. Estas medidas son las siguientes:
• No introducir clandestinamente, bajo ningún concepto, varetas o material vegetal procedentes de zonas o países con fuego bacteriano. La adquisición de plantas huéspedes de esta enfermedad debe efectuarse solo en los viveros autorizados, exigiendo el Pasaporte Fitosanitario con el distintivo ZP. En Aragón está prohibida la plantación de especies huéspedes ornamentales, tanto en jardines públi­cos como privados.
Inspeccionar sistemáticamente las plantaciones. El control de la enfermedad solo será posible si se detectan los síntomas precozmente, lo que supone que es el propio agricultor quien debe colaborar mediante la inspección detenida y minuciosa de sus plantaciones y la comunicación rápida de cual­quier síntoma sospechoso. Solamente con esta colaboración se puede evitar la dispersión de la enfermedad. Es fundamental inspeccionar las plantaciones en los siguientes periodos:
- Durante y después de la floración (vigilando especialmente las floraciones secundarias).
                        Después de una lluvia, tormenta y, sobre todo, después de un granizo.
                        En junio, julio y septiembre, realizar visitas regulares en los periodos de crecimiento vegetativo activo de los árboles, cuando se desarrollan los brotes.

• Los tratamientos con derivados cúpricos efectuados en el periodo comprendido entre la caída de hojas y la floración, que se recomiendan en el control preventivo de otras enfermedades, pueden ser también efectivos para disminuir la cantidad de inóculo o inhibir momentáneamente la multiplicación de la bacteria.
Otras medidas culturales son: eliminar manualmente la floración secundaria; efectuar la poda pre­ferentemente en parada vegetativa, desinfectando los útiles; y controlar la fertilización para evitar un exceso de vigor en las plantas.
No obstante, debido a que no existen actualmente productos fitosanitarios eficaces para el control de esta enfermedad, el arran­que y destrucción inmediata de las plantas afectadas es el único método eficaz. El éxito de la lucha radica en reducir el nivel de inóculo y evitar la dispersión de la bacteria.

Bibliografía

[1]      M. Cambra, A. Palacio-Bielsa, C. Lozano, and J. Crespo, “El Fuego Bacteriano de las Rosáceas,” Erwinia amylovora. …, 2002.
[2]  “El fuego Bacteriano,” Informaciones Técnicas, 2012. [Online]. Available: http://www.aragon.es/estaticos/GobiernoAragon/Departamentos/AgriculturaGanaderiaMedioAmbiente/AgriculturaGanaderia/Areas/03_Sanidad_Vegetal/01_Protecci%C3%B3n_Vegetal/cpv_ana/FUEGO_BACTERIANO_ROSACEAS_2012.pdf. [Accessed: 24-Oct-2014].


Otros enlaces de interés:

Foc Bacterià: Desinfecció d’hibernacles
Foc Bacterià: Mesures preventives
Foc Bacterià: Símptomes visuals
Foc Bacterià: Actuacions en espais verds

     

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